25/9/07

Al Cerro San Cristobal (o al Zoológico) con María



"Uff. Te mandaste un larga duración".
Frase dicha por 13.831.948-k después de leer el relato.


-La cagaste Hut, no me llames nunca más. Eres un desperdicio de hombre, no tienes vuelta, roto ordinario –me gritó María en pleno rostro, mientras me empujaba con violencia de su lado.

Luego se perdió de mi vista, corriendo espantada por el cerro. Si la hubiesen visto, Ben Johnson –campeón de los 100 metros planos en las Olimpiadas de Seúl en 1988 gracias a los nunca bien ponderados esteroides- parecía una mula coja en comparación a esta mina. La cagó, ¡qué flaca tan veloz! Sin duda tenía talento para correr, eso nadie podía rebatirlo. En menos de 9,79 segundos se había perdido de mi horizonte. Increíble la destreza de Maria. Notable la mina.



Después de este desagradable momento, me percaté que el plan seguido durante todo el día había sido una mierda, digno del estratega Gordo Moncada. Algo claramente había salido mal y la paranoia que dominaba mi mente en ese momento no me dejaba razonar con prudencia. Estar sumido en un nuevo fracaso sexual, no ayudaba en nada a sanar a este enfermo terminal que se llamaba “mi ego”.
Pensar que todo este mal entendido fue por culpa de mi entorno familiar. Siempre mi madre –mejor conocida como la gritona, la asesina del volante, la reina de la copucha, vieja o por su nombre- me ha dicho que: “una persona digna, siempre tiene que demostrar lo que ella realmente es al exterior. Eso de aparentar ser algo distinto a tu esencia es muy malo, ya que liquida tu alma”.
Esta frase en el mundo de las ideas suena muy linda. Pero llevarla a la práctica te pude dejar con menos minas que película de guerra*. Mala suerte la mía. En ese día todo confabuló en contra de mis pretensiones amorosas/sexuales con María.
Su nombre completo es María Ignacia Amenabar Infante. Ella –supuestamente- forma parte de esas minas que juegan en la medianía de la tabla del torneo capitalino, pero en la división de honor. Como dijo el tío Agustín cuando la vio en una foto “María debe ser de esas niñas bien, pero creo que todavía no sabe lo rica que está. Por favor, que cabra más tonta, como anda así de tapada ¿dónde dejó la minifalda mijita?” El tío Agustín es un gran caudillo de la noche santiaguina, en otro momento hablaré de este maestro de la gambeta corta.
Para el registro, tengo aclarar que mi tío Agustín no es un buen punto de referencia a la hora de hablar de mujeres. A todas les encuentra algo atractivo. Sobre todo si son rubias (da lo mismo si son naturales o teñidas).
A María Ignacia Amenabar Infante le dicen: “Nacha” (súper original el apodo). Sin embrago, yo le digo María porque a todas las Marías que conozco, ninguna se hace llamar por su primer nombre. Todas firman como: Carolina, Alejandra, Macarena, Ignacia, Pilar, Francisca, Antonia, Belén, Daniela, Agustina, Jesús, Catalina, Jose, Cristina, Eugenia, Verónica, Gabriela, Lorena, Javiera, Eduarda, Emilia, etc. ¡Una mierda! Por eso he decidido que a todas las Marías, yo las llamaré simplemente María.
Ella fue mi compañera en la Universidad. ¿Sabían que estudié seis meses Derecho? Bueno si no lo sabían, ahora se están enterando.
Ella era lejos la más rica y distinguida entre todas esas ballenitas de primer año. No era muy difícil ser la más rica de esa generación. María es la típica mina del montón que en el colegio nadie la miró, ya que no es ni tan fea ni tan linda para llamar la atención. Pero cuando llegó a la Universidad los parámetros cambiaron y ahí destacó entre los adefesios reinantes. Principalmente por su natural indiferencia y altanería con el resto. Pero poseía un punto débil, un arraigado esoterismo light ABC1 que la trastornaba.
Cuento corto, después de hablarle amigablemente durante varios meses, la invité ayer a salir (siguiendo los consejos de mi buen amigo la Morsa Moncada). Para que accediera a mi invitación me tuve que empapar de toda la onda mística/esotérica New Age tan en boga. Me transformé en todo un Paulo Coelho. Le escribía poema y cuentos. Hablábamos sobre Buda, el Taj Mahal, el Tarot, la Kabbalah, el Tzolkin, de Carlos Castañeda, del Chamanismo, de Alejandro Jodorowsky, de los sueños, etc. Hice de todo para caerle bien. Fue un trabajo arduo, ya que la mina muy simpática no era.
Era miércoles y quería llevarla al Zoológico Metropolitano, ya que era barato y hace años que no iba a ver a esos pobres animales. El Jardín Zoológico Nacional –mejor conocido como el Zoológico del Cerro San Cristóbal- tiene una superficie de 4,8 hectáreas y una población de más de 1000 animales que están distribuidos en 158 especies. Del total de la población animal, un 24% de los mamíferos y un 37 % de las aves, son autóctonos. Se destacan entre ellos los pumas, los tricahues, los pudúes, las chinchillas, las vicuñas y los cisnes coscoroba. Resumiendo, había material para ver bajo los efectos del THC y en compañía de la esbelta María.
Todo el plan iba a la perfección. Antes de pasar a buscarla, fui a buscar un poco de weed donde el Guatón Moncada, quien generosamente me regaló un porro de Bubbelicious (Bubble Gum). La Morsa antes de pasármela, hizo toda introducción académica sobre la cepa que me estaba regalando.

-Hut, yo sé que tú estás acostumbrado a fumar cualquier mierda que te pasen. Pero este cogollo que te estoy regalando es de alta potencia. No se te ocurra darle mucho a María.
-Gordo, no fuma.
-Eso es lo que te dice para hacerse la niña buena, pero tú sabes como son estas minas New Age.
-Gordo, no fuma, en serio. No todo el mundo fuma como tú crees. Es más le molestan los volados.
-Bueno, piensa lo que quieras. Ahora pon atención y escucha la ficha de esta cepa para que tengas alguna noción de los regalitos que te da tu buen amigo, la Morsa.
-Dale léela.

En ese momento el Gordo Moncada se puso sus anteojos y comenzó a leer a viva voz.

-Bubbelicious o Bubble Gum es una planta media en altura, con pocas ramas (a veces estrecha), que produce cogollos compactos y cubiertos de cristales. Originalmente la Bubble Gum fue desarrollada por criadores de Indiana, EE.UU. Desde ahí, las genéticas se movieron a Inglaterra y eventualmente a Holanda. Tomó muchas generaciones para finalmente poder producir esta estable Bubble Gum con su característico olor dulce (semejante al típico olor de un chicle) y con un colocón eufórico; características únicas de esta cepa. Ganadora de dos premios en la “High Times Cannabis Cup” de 1994 y segundo lugar en 1995 y denuevo segundo lugar en 1999, dándole a la Bubble Gum un total de 4 premios de los jueces.



En ese momento me mira seriamente y me dice:

-¿Entiendes el clásico que te estoy regalando narigón?
-Sí, y gracias Gordo, eres la ballena más generosa que conozco.
-Bueno ahora vete y ojalá que te descartuches de una buena vez, para ver si lo maricón que tienes es producto de las pocas minas que posees o es simple genética.
-Eso intentaré Gordo.
-Chao narigón y suerte.
-Chao y gracias nuevamente.

Mientras iba en la Trola en búsqueda de María se me ocurrió la nefasta idea de parar el vehículo en plena calle y rular el caño. Así una vez listo, poder fumarlo en el viaje a casa de María. El porro lo hice con boquilla -estilo español- para que quemara con más fuerza.
No existen las palabras para describir el buqué de ese cogollo, sólo puedo decir que era una verdadera delicia. La Trola quedó impregnada de esa esencia de los dioses por horas. Realmente el Gordo se había rajado con lo mejor que poseía en ese momento. Un verdadero placer de altísimos señores. Sobre todo acá que no hay mucha calidad, más bien se fuma lo que hay. Todavía nos falta mucho para tener una verdadera cultura canábica en nuestro país, ojalá que con los años las cosas cambien. Sin embargo existen algunos expertos en la materia como la Ballena Moncada, pero siguen siendo muy pocos los elegidos en esta jauría de intolerantes cannábicos que se llama Santiago. Fumetas hay muchos, sommeliers pocos.


Después de fumarme el porro, quedé más nipón que nunca, en donde la relación tiempo/espacio de mi percepción visual estaba muy desconfigurada. Ni hablar de la sonrisa que traía impregnada mi cara. Es que el día estaba insuperable, mucho sol y calor. Mujeres con poca ropa en la calle. En la radio justo estaban tocando “Soul Rebel” -de Bob Marley- pero tocada por The Gladiators (otro clásico de la música reggae). ¿Cómo podría haber estado triste? La tristeza en ese momento era inexistente en el mundo (desde mi punto de vista). Además me sentía con mucha, pero mucha energía. Realmente me sentía vivo.
Cuando llegué donde María, toqué tres veces la bocina frente a su casa, ya que andaba con una personalidad poca veces vistas. A los pocos minutos salió ella, más linda que nunca. En verdad me gustaba o me sentía muy enamorado en ese momento. Huevón chato.
Apenas se subió María al auto cagó toda la atmósfera de alegría que traía mi vehículo.

-Te pasaste Hut. Cómo tocas la bocina cuando llegas a mi casa. ¿Quién crees que soy? ¿Tu nana? Último de ordinario, las cagaste –me recriminaba con cara de enojada-. ¿Y ese olor? ¿Te fumaste un pito?
-Nada que ver María. Tuve que llevar al doctor al Gordo Moncada. Tú sabes como es la Ballena, no puede estar sin fumar.
-Que drogadicto ¿Qué tiene?
-Le duele la guata.
-Ufff. Tremendo dolor debe tener ese gordito –dice riéndose.
-Yo creo –mientras sonrío forzadamente de vuelta.

Maraca. Me cayó como pata en las bolas su llegada a la Trola. Sin embargo, María es una de las pocas mujeres de Chile que encuentran cool la Trola. Es que es la típica artista/artesana de Vitacura, que se gasta 500 lucas al mes carreteando, pero jura que es austera porque es capaz de subirse en Citroneta de 27 años de antigüedad. En fin. Cada uno en lo suyo.

-¿A dónde me llevas Hut?
-Al Zoológico.
-¿Al de Buin?
-No, ese es muy caro. Al Cerro San Cristóbal.
-Las cagas. Eres último de picante Hut.
-Sí, lo sé.

Ya no estaba para galanterías. Esta mina –con los pocos minutos que llevaba adentro del auto- me tenía enfermo, estaba a punto de pegarle una pata en la cara y lanzarla a la calle. Maraca inconformista.
Cuando llegamos al cerro, por Pio Nono, subimos al zoológico por el Funicular. Esta obra de ingeniería y transporte fue inaugurada el 25 de abril de 1925. Sus excepcionales características de diseño y funcionamiento, permiten que este ascensor se mantenga vigente como una forma entretenida, económica y rápida de acceder al Zoológico y Santuario de la Virgen. Cada uno de sus carros tiene capacidad para transportar 50 personas. Dentro de sus muchas visitas ilustres se cuenta a Juan Pablo II (1° de Abril de 1987), quien utilizó el Funicular para su visita al Santuario de la Virgen. Por sus características e historia, el Funicular fue declarado Monumento Histórico en Noviembre del 2000. Cada año 300 mil personas visitan este peculiar y fantástico sistema de transporte. El Funicular recorre 485 metros en un plano inclinado de 45/48 grados y se detiene en tres estaciones. Inicia su recorrido en el castillo de Pío Nono, ubicado en el corazón del barrio Bellavista. Luego se detiene en la entrada del Zoológico Nacional y termina en la Terraza Bellavista, a 260 metros del nivel de la ciudad y a 820 mts. del nivel del mar. Una obra hecha y pensada para los marihuaneros de Santiago. En el 2006, utilizaron el Funicular alrededor de 1500 porreros capitalinos, según la gran encuesta aleatoria realizada por la Fundación “Más Porros y Menos Represión” publicada en agosto de este año. Notable obra de trasporte que posee este cerro santiaguino.



En el Funicular, María no pronunció ni una palabra. Al parecer estaba molesta por todo lo dicho en el automóvil. Yo, en cambio, lo disfruté mucho. La weed era realmente prendida, no había parado de subir durante todo el camino. Creo que la cara de mongol que tenía en ese minuto no me favorecía a la hora de encarar a María, pero a esta altura mucho no me importaba.
Al interior del zoológico traté de hacer las paces con María, pero la atmósfera no estaba a mi favor.

-¿María quieres algo?
-Nada –me respondió con cara de apestada.
-¿Quieres ir a ver al tigre blanco?
-Me da lo mismo.
-Bueno, entonces vamos a ver al tigre.




Mientras caminábamos hacia la jaula del tigre, puede divisar que este zoológico estaba muerto. No había mucha gente. En ese momento sólo éramos nosotros y los pobres animales enjaulados. No faltaba el curso de kinder dando vuelta por ahí, pero en ese momento en el camino sólo estábamos María y yo.
Ahí debí haberme transformado en un maestreo Zen, haber dicho algo metafísico/ecológico. No sé, haber hecho algo. Pero andaba tan chato todavía que no atiné a nada. Las ramificaciones mentales en ese momento estaban en su máximo esplendor. Estaba pensando estupideces a 1000 km/h. No podía parar de pensar, y lo peor es que no llegaba a nada concreto. Sólo pensaba, era increíble. Pasé de la muerte de mi perro, al escote que usó la Cata en mi cumpleaños pasado. Cosas realmente sin una lógica clara. En verdad seguía muy chato. Era una marihuana muy potente, no estaba acostumbrado a tanta calidad.
De repente María se da vuelta y me encara.

-Hut ¿qué te pasa?
-¿Qué?
-¿Qué te pasa?
-Nada. ¿Por qué?
-Porque no has dicho nada hace media hora. Eres una lata.
-¿Qué quieres que te diga?
-No sé, cualquier cosa, pareces enfermito así callado.

En ese momento, la perra que tenía enfrente había sobrepasado todo los límites de mi diplomacia. Ya no la aguataba más. Perras taimadas conmigo no.

-Mira María. Lo que pasa es que estoy muy cansado de las mujeres como tú. Es más, he llegado a la conclusión que no me agradas, porque eres muy mamona, cartucha y FOME. Ni el forro que tienes te salva. Eres una mierda de persona. ¡Reprimida, concha seca!

Claramente las últimas tres palabras estuvieron demás. Esas fueron el detonante para que me dijera “la cagaste Hut, no me llames nunca más. Eres un desperdicio de hombre, no tienes vuelta, roto ordinario”. En ese minuto debería haberle respondido: “corre huevona fea”, pero en verdad la pelea no dio para más. Ella se perdió en el cerro. Mientras yo me quedé solo frente al tigre blanco, pensando en lo sucedido. Principalmente pensé en la mala idea que fue haber fumado antes de pasarla a buscar o del error de haber tan sido sincero al final del debate. De ahí, me ramifiqué a la mala suerte que tengo a la hora de elegir a las mujeres. Al final, pensé tantas tonteras, que lo único que saqué en claro fue que ese cogollo que me dio el Gordo estaba realmente muy bueno. Dios mío, que delicia. Estuve toda la tarde en el Zoológico, no solo, ya que María Bubble Gum nunca se alejó de mi lado. Esa es la única María a la que aguantaré siempre.



(*Frase copiada a un seudo-comediante paraguayo en Camboriú el 2003. Cuña repetida y poco original, pero servía para el relato).


2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Reprimida, concha seca! jajaja

Qué ganas de decirle eso a unas cuantas.
Sin duda mujeres como María es todo lo que no queremos de una mujer. Cartucha, recalcitrantemente cuica, roteadora...

Muy buen post!!!
SALUDOS al GORDO MONCADA... no tiene nada q ver con el Steta Grez?

HUT dijo...

En verdad el nombre completo de la Ballena Moncada es:


"Gordo Moncada Grez".

No sé si serán parientes. Saludos.