6/9/07

Pichanga de F.C. Extremo Sur



El sol está pegando fuerte en mi cabeza. Se nota que estamos en septiembre, el mes de la patria, en donde las empanadas y la chicha son las vedettes de las fondas dieciocheras. ¡¡¡Uy!!! Si yo contara tan sólo un 10% de las historias que sé del Guatón Moncada en estas celebraciones patrias, hasta el mismísimo Marqués de Sade se espantaría con tanta guarrería que tengo registrada en mi mente de ese Gordo atacando a alguna de sus víctimas de turno. En el fondo el Guatón Moncada es una fusión entre una gran ave de rapiña y un gladiador romano -es decir- todo un gurkha de exportación.
En este momento estoy jugando una pichanga en las canchas de futbolito de San Carlos de Apoquindo. El partido es verdaderamente una lata (sobre todo para nosotros), principalmente por la estrategia de mi equipo: la cual es nula. Además la rapidez de juego no se conoce y para qué hablar de la garra de los jugadores. Menos mal que no hay público en este bochornoso espectáculo, sólo está el padre de Martín “el regalón de la parilla” González, un mórbido de aquellos (esos que son difícil de olvidar). El tío Martín -padre de Martín “el rey de la tortilla de papa” González y D.T. de F.C. Extremo Sur- siempre fue un fanático del fútbol, es de esos hinchas que nunca deja de ir a ver a la Universidad Católica al estadio. Probó al pequeño Martín durante 7 años consecutivos en las inferiores del club de sus amores, siempre lo mandaron para la casa al primer día de práctica, un verdadero fracaso. Lo que pasa es que Martín estaba para otras cosas, lo suyo era el churrasco italiano, el bife de chorizo, el cabrito magallánico, el lomito de la Fuente Alemana, el pernil del Bavaria, no sé cualquier comida Martín se la devora. Él nunca se interesó por el balón. ¡Pobre tío Martín! Se tendrá que conformar con ver al pequeño González en estas tristes pichangas de ex-alumnos del colegio, en donde su hijo es el arquero de nuestro equipo. Con sólo ponerse debajo de los tres palos, el gordo tapa el 75% de la portería. Cuando me refiero que tapa tres cuartos de la valla, no estoy hablando de un puerco ordinario que se encuentra en cualquier aula universitaria, sino que me estoy refiriendo a un tremendo porcino -de primera categoría- de esos que son alimentados cuidadosamente desde chicos con lo más selectos alimentos.
De repente, de un puntapié del Guatón Moncada, llega la esférica a mis botines. Trato de realizar una bicicleta con la máxima velocidad posible, pero todo mi esfuerzo fue en vano, ya que el defensa era el actual poseedor de la pelota. En eso, el Guatón Moncada me grita.


-Ya po huevón, haz algo po Narigón.
-Mira Morsa, es primera pelota que me llega en todo el partido. Como volante creativo eres cero aporte. Dedícate a comer Guatón, que para eso tienes talento.
-Oye Hut, mejor agradece que ayer te recogí del centro. Estabas llorando como una mariquita. Haz un gol ¡¡¡Narigón maraco!!!

Después de este dialogo, decidí no responderle al Guatón. Es primera pelota que le sale bien desde que comenzó la liga (hace tres meses atrás y jugamos todas las semanas).
Yo supuestamente soy el delantero, pero al final termino de cualquier cosa. Nuestro equipo -F.C. Extemo Sur- el principal problema que tiene es que nunca se ha topado con el término “disciplina”. Somos una mierda, últimos de la liga. Ahora vamos perdiendo por ocho goles de diferencia y eso que el equipo contrario juega con seis jugadores borrachos (lo sé, porque yo tomé con ellos ayer y ando más o menos chicha).
En relación a lo que me enrostró el Guatón Moncada en la cancha, sólo puedo decir que es verdad. Si no hubiese sido por él, jamás hubiese salido vivo del centro. Lo que pasa es que el Rechoncho Moncada siempre se pega una escapada al centro para comer alguna cosita -como ya les dije- es bravo para el completo del Dominó (sobre todo el de la calle Huérfanos) o para la empanada de El Rápido. No perdona, le gusta gastar plata bajoneando. En fin, Moncada es como Martín “tetas hasta las rodillas” González, pero con la diferencia que este huevón es bueno para comer por la hierba. Supuestamente él controla el bajón, pero todo el mundo sabe lo mentiroso que puede llegar a ser este Guatón culiado.
Sin embargo esa hambre indomable de Moncada fue la que me salvó ayer, cuando me encontraba perdido en el centro capitalino, ya que no tenía ni un peso para devolverme a mi hogar. Sólo atiné a llamar al Bola de Grasa Moncada, ya que de seguro andaba por nuestro “downtown” comiendo algún bocadito. Dicho y hecho, el chancho culiado estaba en el Naturista, ingiriendo un emparedado light. Gordo mula. En fin, Guatón Moncada me salvó el día, ya que me tiró en auto para la casa y en el camino me dio a probar un fruto de su nueva cosecha -supuestamente una White Widow de primera generación- que estaba bastante rica. Para que les voy a contar todo lo que se burló de mí por lo del café y el aspecto de mi boca.

-Hut eres un saco wea. No tengo nada más que decir. Eres un saco wea –me decía el Chancho cagado de la risa-. ¡Qué huevón más saco wea! –y volvía a reírse.
-No te rías tanto y maneja huevón.
-Es que eres muy saco wea. Aparte con esa boca que tienes, te ves igual a un negro bembón.
-¿Qué es un negro bembón?
-Da lo mismo negro “saco wea” bembón –y se vuelve a cagar de la risa el Gordo Moncada. Todo un personaje la Morsa.
Escucho un pitido, el partido se acaba de terminar, para variar perdimos. Martín “regalón de la paella” González se comió 15 goles y su viejo –como es habitual- nos invita unas cervezas para tratar olvidar la humillación vivida. El tío es un gran valor, no cabe duda de eso. Lamentablemente F.C. Extremo Sur nunca será un equipo victorioso y al parecer el tío ya lo tiene más que asumido.

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