25/9/07

Al Cerro San Cristobal (o al Zoológico) con María



"Uff. Te mandaste un larga duración".
Frase dicha por 13.831.948-k después de leer el relato.


-La cagaste Hut, no me llames nunca más. Eres un desperdicio de hombre, no tienes vuelta, roto ordinario –me gritó María en pleno rostro, mientras me empujaba con violencia de su lado.

Luego se perdió de mi vista, corriendo espantada por el cerro. Si la hubiesen visto, Ben Johnson –campeón de los 100 metros planos en las Olimpiadas de Seúl en 1988 gracias a los nunca bien ponderados esteroides- parecía una mula coja en comparación a esta mina. La cagó, ¡qué flaca tan veloz! Sin duda tenía talento para correr, eso nadie podía rebatirlo. En menos de 9,79 segundos se había perdido de mi horizonte. Increíble la destreza de Maria. Notable la mina.



Después de este desagradable momento, me percaté que el plan seguido durante todo el día había sido una mierda, digno del estratega Gordo Moncada. Algo claramente había salido mal y la paranoia que dominaba mi mente en ese momento no me dejaba razonar con prudencia. Estar sumido en un nuevo fracaso sexual, no ayudaba en nada a sanar a este enfermo terminal que se llamaba “mi ego”.
Pensar que todo este mal entendido fue por culpa de mi entorno familiar. Siempre mi madre –mejor conocida como la gritona, la asesina del volante, la reina de la copucha, vieja o por su nombre- me ha dicho que: “una persona digna, siempre tiene que demostrar lo que ella realmente es al exterior. Eso de aparentar ser algo distinto a tu esencia es muy malo, ya que liquida tu alma”.
Esta frase en el mundo de las ideas suena muy linda. Pero llevarla a la práctica te pude dejar con menos minas que película de guerra*. Mala suerte la mía. En ese día todo confabuló en contra de mis pretensiones amorosas/sexuales con María.
Su nombre completo es María Ignacia Amenabar Infante. Ella –supuestamente- forma parte de esas minas que juegan en la medianía de la tabla del torneo capitalino, pero en la división de honor. Como dijo el tío Agustín cuando la vio en una foto “María debe ser de esas niñas bien, pero creo que todavía no sabe lo rica que está. Por favor, que cabra más tonta, como anda así de tapada ¿dónde dejó la minifalda mijita?” El tío Agustín es un gran caudillo de la noche santiaguina, en otro momento hablaré de este maestro de la gambeta corta.
Para el registro, tengo aclarar que mi tío Agustín no es un buen punto de referencia a la hora de hablar de mujeres. A todas les encuentra algo atractivo. Sobre todo si son rubias (da lo mismo si son naturales o teñidas).
A María Ignacia Amenabar Infante le dicen: “Nacha” (súper original el apodo). Sin embrago, yo le digo María porque a todas las Marías que conozco, ninguna se hace llamar por su primer nombre. Todas firman como: Carolina, Alejandra, Macarena, Ignacia, Pilar, Francisca, Antonia, Belén, Daniela, Agustina, Jesús, Catalina, Jose, Cristina, Eugenia, Verónica, Gabriela, Lorena, Javiera, Eduarda, Emilia, etc. ¡Una mierda! Por eso he decidido que a todas las Marías, yo las llamaré simplemente María.
Ella fue mi compañera en la Universidad. ¿Sabían que estudié seis meses Derecho? Bueno si no lo sabían, ahora se están enterando.
Ella era lejos la más rica y distinguida entre todas esas ballenitas de primer año. No era muy difícil ser la más rica de esa generación. María es la típica mina del montón que en el colegio nadie la miró, ya que no es ni tan fea ni tan linda para llamar la atención. Pero cuando llegó a la Universidad los parámetros cambiaron y ahí destacó entre los adefesios reinantes. Principalmente por su natural indiferencia y altanería con el resto. Pero poseía un punto débil, un arraigado esoterismo light ABC1 que la trastornaba.
Cuento corto, después de hablarle amigablemente durante varios meses, la invité ayer a salir (siguiendo los consejos de mi buen amigo la Morsa Moncada). Para que accediera a mi invitación me tuve que empapar de toda la onda mística/esotérica New Age tan en boga. Me transformé en todo un Paulo Coelho. Le escribía poema y cuentos. Hablábamos sobre Buda, el Taj Mahal, el Tarot, la Kabbalah, el Tzolkin, de Carlos Castañeda, del Chamanismo, de Alejandro Jodorowsky, de los sueños, etc. Hice de todo para caerle bien. Fue un trabajo arduo, ya que la mina muy simpática no era.
Era miércoles y quería llevarla al Zoológico Metropolitano, ya que era barato y hace años que no iba a ver a esos pobres animales. El Jardín Zoológico Nacional –mejor conocido como el Zoológico del Cerro San Cristóbal- tiene una superficie de 4,8 hectáreas y una población de más de 1000 animales que están distribuidos en 158 especies. Del total de la población animal, un 24% de los mamíferos y un 37 % de las aves, son autóctonos. Se destacan entre ellos los pumas, los tricahues, los pudúes, las chinchillas, las vicuñas y los cisnes coscoroba. Resumiendo, había material para ver bajo los efectos del THC y en compañía de la esbelta María.
Todo el plan iba a la perfección. Antes de pasar a buscarla, fui a buscar un poco de weed donde el Guatón Moncada, quien generosamente me regaló un porro de Bubbelicious (Bubble Gum). La Morsa antes de pasármela, hizo toda introducción académica sobre la cepa que me estaba regalando.

-Hut, yo sé que tú estás acostumbrado a fumar cualquier mierda que te pasen. Pero este cogollo que te estoy regalando es de alta potencia. No se te ocurra darle mucho a María.
-Gordo, no fuma.
-Eso es lo que te dice para hacerse la niña buena, pero tú sabes como son estas minas New Age.
-Gordo, no fuma, en serio. No todo el mundo fuma como tú crees. Es más le molestan los volados.
-Bueno, piensa lo que quieras. Ahora pon atención y escucha la ficha de esta cepa para que tengas alguna noción de los regalitos que te da tu buen amigo, la Morsa.
-Dale léela.

En ese momento el Gordo Moncada se puso sus anteojos y comenzó a leer a viva voz.

-Bubbelicious o Bubble Gum es una planta media en altura, con pocas ramas (a veces estrecha), que produce cogollos compactos y cubiertos de cristales. Originalmente la Bubble Gum fue desarrollada por criadores de Indiana, EE.UU. Desde ahí, las genéticas se movieron a Inglaterra y eventualmente a Holanda. Tomó muchas generaciones para finalmente poder producir esta estable Bubble Gum con su característico olor dulce (semejante al típico olor de un chicle) y con un colocón eufórico; características únicas de esta cepa. Ganadora de dos premios en la “High Times Cannabis Cup” de 1994 y segundo lugar en 1995 y denuevo segundo lugar en 1999, dándole a la Bubble Gum un total de 4 premios de los jueces.



En ese momento me mira seriamente y me dice:

-¿Entiendes el clásico que te estoy regalando narigón?
-Sí, y gracias Gordo, eres la ballena más generosa que conozco.
-Bueno ahora vete y ojalá que te descartuches de una buena vez, para ver si lo maricón que tienes es producto de las pocas minas que posees o es simple genética.
-Eso intentaré Gordo.
-Chao narigón y suerte.
-Chao y gracias nuevamente.

Mientras iba en la Trola en búsqueda de María se me ocurrió la nefasta idea de parar el vehículo en plena calle y rular el caño. Así una vez listo, poder fumarlo en el viaje a casa de María. El porro lo hice con boquilla -estilo español- para que quemara con más fuerza.
No existen las palabras para describir el buqué de ese cogollo, sólo puedo decir que era una verdadera delicia. La Trola quedó impregnada de esa esencia de los dioses por horas. Realmente el Gordo se había rajado con lo mejor que poseía en ese momento. Un verdadero placer de altísimos señores. Sobre todo acá que no hay mucha calidad, más bien se fuma lo que hay. Todavía nos falta mucho para tener una verdadera cultura canábica en nuestro país, ojalá que con los años las cosas cambien. Sin embargo existen algunos expertos en la materia como la Ballena Moncada, pero siguen siendo muy pocos los elegidos en esta jauría de intolerantes cannábicos que se llama Santiago. Fumetas hay muchos, sommeliers pocos.


Después de fumarme el porro, quedé más nipón que nunca, en donde la relación tiempo/espacio de mi percepción visual estaba muy desconfigurada. Ni hablar de la sonrisa que traía impregnada mi cara. Es que el día estaba insuperable, mucho sol y calor. Mujeres con poca ropa en la calle. En la radio justo estaban tocando “Soul Rebel” -de Bob Marley- pero tocada por The Gladiators (otro clásico de la música reggae). ¿Cómo podría haber estado triste? La tristeza en ese momento era inexistente en el mundo (desde mi punto de vista). Además me sentía con mucha, pero mucha energía. Realmente me sentía vivo.
Cuando llegué donde María, toqué tres veces la bocina frente a su casa, ya que andaba con una personalidad poca veces vistas. A los pocos minutos salió ella, más linda que nunca. En verdad me gustaba o me sentía muy enamorado en ese momento. Huevón chato.
Apenas se subió María al auto cagó toda la atmósfera de alegría que traía mi vehículo.

-Te pasaste Hut. Cómo tocas la bocina cuando llegas a mi casa. ¿Quién crees que soy? ¿Tu nana? Último de ordinario, las cagaste –me recriminaba con cara de enojada-. ¿Y ese olor? ¿Te fumaste un pito?
-Nada que ver María. Tuve que llevar al doctor al Gordo Moncada. Tú sabes como es la Ballena, no puede estar sin fumar.
-Que drogadicto ¿Qué tiene?
-Le duele la guata.
-Ufff. Tremendo dolor debe tener ese gordito –dice riéndose.
-Yo creo –mientras sonrío forzadamente de vuelta.

Maraca. Me cayó como pata en las bolas su llegada a la Trola. Sin embargo, María es una de las pocas mujeres de Chile que encuentran cool la Trola. Es que es la típica artista/artesana de Vitacura, que se gasta 500 lucas al mes carreteando, pero jura que es austera porque es capaz de subirse en Citroneta de 27 años de antigüedad. En fin. Cada uno en lo suyo.

-¿A dónde me llevas Hut?
-Al Zoológico.
-¿Al de Buin?
-No, ese es muy caro. Al Cerro San Cristóbal.
-Las cagas. Eres último de picante Hut.
-Sí, lo sé.

Ya no estaba para galanterías. Esta mina –con los pocos minutos que llevaba adentro del auto- me tenía enfermo, estaba a punto de pegarle una pata en la cara y lanzarla a la calle. Maraca inconformista.
Cuando llegamos al cerro, por Pio Nono, subimos al zoológico por el Funicular. Esta obra de ingeniería y transporte fue inaugurada el 25 de abril de 1925. Sus excepcionales características de diseño y funcionamiento, permiten que este ascensor se mantenga vigente como una forma entretenida, económica y rápida de acceder al Zoológico y Santuario de la Virgen. Cada uno de sus carros tiene capacidad para transportar 50 personas. Dentro de sus muchas visitas ilustres se cuenta a Juan Pablo II (1° de Abril de 1987), quien utilizó el Funicular para su visita al Santuario de la Virgen. Por sus características e historia, el Funicular fue declarado Monumento Histórico en Noviembre del 2000. Cada año 300 mil personas visitan este peculiar y fantástico sistema de transporte. El Funicular recorre 485 metros en un plano inclinado de 45/48 grados y se detiene en tres estaciones. Inicia su recorrido en el castillo de Pío Nono, ubicado en el corazón del barrio Bellavista. Luego se detiene en la entrada del Zoológico Nacional y termina en la Terraza Bellavista, a 260 metros del nivel de la ciudad y a 820 mts. del nivel del mar. Una obra hecha y pensada para los marihuaneros de Santiago. En el 2006, utilizaron el Funicular alrededor de 1500 porreros capitalinos, según la gran encuesta aleatoria realizada por la Fundación “Más Porros y Menos Represión” publicada en agosto de este año. Notable obra de trasporte que posee este cerro santiaguino.



En el Funicular, María no pronunció ni una palabra. Al parecer estaba molesta por todo lo dicho en el automóvil. Yo, en cambio, lo disfruté mucho. La weed era realmente prendida, no había parado de subir durante todo el camino. Creo que la cara de mongol que tenía en ese minuto no me favorecía a la hora de encarar a María, pero a esta altura mucho no me importaba.
Al interior del zoológico traté de hacer las paces con María, pero la atmósfera no estaba a mi favor.

-¿María quieres algo?
-Nada –me respondió con cara de apestada.
-¿Quieres ir a ver al tigre blanco?
-Me da lo mismo.
-Bueno, entonces vamos a ver al tigre.




Mientras caminábamos hacia la jaula del tigre, puede divisar que este zoológico estaba muerto. No había mucha gente. En ese momento sólo éramos nosotros y los pobres animales enjaulados. No faltaba el curso de kinder dando vuelta por ahí, pero en ese momento en el camino sólo estábamos María y yo.
Ahí debí haberme transformado en un maestreo Zen, haber dicho algo metafísico/ecológico. No sé, haber hecho algo. Pero andaba tan chato todavía que no atiné a nada. Las ramificaciones mentales en ese momento estaban en su máximo esplendor. Estaba pensando estupideces a 1000 km/h. No podía parar de pensar, y lo peor es que no llegaba a nada concreto. Sólo pensaba, era increíble. Pasé de la muerte de mi perro, al escote que usó la Cata en mi cumpleaños pasado. Cosas realmente sin una lógica clara. En verdad seguía muy chato. Era una marihuana muy potente, no estaba acostumbrado a tanta calidad.
De repente María se da vuelta y me encara.

-Hut ¿qué te pasa?
-¿Qué?
-¿Qué te pasa?
-Nada. ¿Por qué?
-Porque no has dicho nada hace media hora. Eres una lata.
-¿Qué quieres que te diga?
-No sé, cualquier cosa, pareces enfermito así callado.

En ese momento, la perra que tenía enfrente había sobrepasado todo los límites de mi diplomacia. Ya no la aguataba más. Perras taimadas conmigo no.

-Mira María. Lo que pasa es que estoy muy cansado de las mujeres como tú. Es más, he llegado a la conclusión que no me agradas, porque eres muy mamona, cartucha y FOME. Ni el forro que tienes te salva. Eres una mierda de persona. ¡Reprimida, concha seca!

Claramente las últimas tres palabras estuvieron demás. Esas fueron el detonante para que me dijera “la cagaste Hut, no me llames nunca más. Eres un desperdicio de hombre, no tienes vuelta, roto ordinario”. En ese minuto debería haberle respondido: “corre huevona fea”, pero en verdad la pelea no dio para más. Ella se perdió en el cerro. Mientras yo me quedé solo frente al tigre blanco, pensando en lo sucedido. Principalmente pensé en la mala idea que fue haber fumado antes de pasarla a buscar o del error de haber tan sido sincero al final del debate. De ahí, me ramifiqué a la mala suerte que tengo a la hora de elegir a las mujeres. Al final, pensé tantas tonteras, que lo único que saqué en claro fue que ese cogollo que me dio el Gordo estaba realmente muy bueno. Dios mío, que delicia. Estuve toda la tarde en el Zoológico, no solo, ya que María Bubble Gum nunca se alejó de mi lado. Esa es la única María a la que aguantaré siempre.



(*Frase copiada a un seudo-comediante paraguayo en Camboriú el 2003. Cuña repetida y poco original, pero servía para el relato).


20/9/07

TETAS


Después de comer, comer y mucho comer, las tetas han vuelto a invadir mi cuerpo. Yo creía que las había eliminado algunos años atrás, pero estas ubres son como un virus. Una vez que las tienes, nunca más te las puedes sacar. A lo mejor las puedes disimular por algunos meses, pero tarde o temprano vuelven. Malditas tetas. Cero style tener mamas.
Un hombre con pechugas es lo mismo que una mina con pene, algo completamente antiestético. Una vez que las aceptas -como si fueran parte de tu cuerpo- estás cagado, la playa queda automáticamente vetada para ti. No se te acerca ni una mina, ni por muy cachonda o mala que esté. El irrisorio atractivo físico que alguna vez poseíste, se derrumbará como las Torres Gemelas. Es un mal que aqueja a muchos, pero nadie lo reconoce como tal.
Es cosa de que analices a tu entorno. Siempre hay algún primo, hermano, amigo, tío, papá o cuñado que tiene su buen par de tetas. Es el típico compadre que siempre se pone camisas, ya que las poleras las jubiló por sanidad metal. Es el huevón que constantemente se repite el plato, aun cuando no le haya gustado mucho la comida. Es el camarada que en la piscina nunca sale del agua mientras haya gente afuera y cuando se atreve, se pone la toalla atravesada en su pecho -como mujer cartuchona- jurando que así pasan piola los melones calameños que posee.
En verdad no es para la risa. Ahora que me miro al espejo, llego a la siguiente conclusión: sé que no voy a calentar a nadie este verano, pero absolutamente a nadie con estos meloncillos. Estoy cagado. Como dijo el profeta caribeño Arlon Pérez “con tetas no hay gloria”.
Pensar que las minas pagan por tener más pechugas. En cambio yo sólo quiero que estas mal formaciones salgan de mi cuerpo y que nunca más aparezcan. Malditas tetas.
En fin, siempre es bueno mirar la desgracia ajena, para sentirse uno mejor con su anatomía. El Guatón Moncada si que tiene melones. Ese compadre fácilmente puede ser copa D y en ayuno. El gordo es de esas personas que nacieron con tetas y se morirán con tetas. Aguante Mórbido Moncada, menos mal que eres mi amigo.
Por suerte, todavía queda tiempo para revertir el actual estado de las cosas. Ya que como dice el profeta de Caracas “con tetas no hay gloria”.

13/9/07

La Fuente Alemana



-Por favor, déme dos chacareros con mayo y un churrasco italiano –aulló la Morsa.

Así, como si su pedido fuera normal, el Guatón Moncada exigió su almuerzo. Sin vergüenza ni remordimiento, la Morsa tenía hambre y lo gritó a los cuatro vientos. Nada que decir, la señora Anita –experta en el rubro- tuvo que acatar la orden del Chancho y se puso a trabajar como loca. La cara de asombro de nuestro entorno fue notable. Fue uno momento especial/prodigioso, ya que después del pedido hubo un minuto de silencio, nadie dijo nada, no sonó nada. Fue como si alguien hubiese puesto mute a la película del Gordo. Fueron los 60 segundos más raros del día. Todo el local quedó sorprendido/mudo por un instante, después poco a poco cada uno siguió en lo suyo y retornó el sonido ambiente al thriller/comedia.
Todo empezó cuando mi celular sonó a las 11:29pm, era el Regordete Moncada quien llamaba.

-Hola Narigón, ¿cómo va todo?
-Bien Gordo ¿y tú?
-No me puede ir mejor… Hut, te invito a almorzar a la Fuente Alemana ¿Te tinca?
-¿Tienes dinero? ¿A quién estafaste Gordo?
-Nada de estafas acá. Estoy haciendo páginas web y me acaban de pagar 200 lucas unos giles por ahí.
-¿A quién te cagaste Gordo?
-Tranquilo viejo. Así es la vida, algunos cogen y otros miran.
-¿Cuándo aprendiste a realizar páginas web? Eres lo más chanta que conozco. Un asco –le dije aguantándome la risa.
-¿Oye vas a acompañarme si o no?
-Claramente, si esto es un milagro.
-Ya, te espero en la Fuente Alemana de la Alameda.
-Ok.
-Chao narigón.
-Chao.

Agarré la Trola y partí hacia Plaza Italia. El día estaba nublado, pero no hacía frío. Es más, era tanto el aire caliente al interior del auto que tuve que abrirle los ojos a la Trola (quien ha tenido o se ha subido alguna vez a una Citroneta sabe de lo que le estoy hablando) para que me entrara más viento. La llevaba a fondo, la cuarta no daba más. Casi alcanzo los 100 km/h en Kennedy. Existen algunos momentos del año en que me siento totalmente compenetrado con mi auto, como si fuéramos iguales: no muy apreciados por el mercado, pero existe cierta gente que sabe lo que realmente podemos rendir. No sé, voladas del momento. Preferí dejar de pensar tonteras y me apuré, tenía que llegar lo más rápido posible, antes que Gordo Moncada se arrepintiera de su excepcional invitación.
Deje mi vehículo estacionado por ahí, a unas siete cuadras al sur del punto acordado. Caminé rápido, hasta que divisé la ponchera del Gordinflón Moncada.

-Menos mal que llegaste Hut. Tengo mucha hambre.
-Cuéntate una nueva.
-Entra rápido narigón- dijo empujándome por la espalda.

Por suerte no fue difícil encontrar asientos, ya que la Fuente Alemana estaba recién empezando a llenarse. Son esos momentos únicos en que llegas y justo dos personas se paran de sus respectivos asientos. Jugamos rápido y nos adueñamos de los preciados bancos.
Hay que destacar que no solo la calidad del servicio le han dado fama y larga vida a este lugar. Si hay algo rico en la vida es comer un Chacarero con Ají o un Churrasco Italiano o un Rumano preparado con los ingredientes y la mano de las señoras de la Fuente Alemana. Se que esta en el inconsciente colectivo, pero nunca esta de mas recordar que el pan y la mayonesa son hechas en casa. El chucrut esta siempre crujiente y no demasiado ácido. Los tomates son siempre los mejores de la temporada y ni hablar de las paltas que son siempre "premium", así como las carnes y los embutidos. En fin el Gordo y yo estábamos en las mejores manos.

-Hola chiquillos que se sirven -dijo la señora Anita. Fue justo en ese momento cuando la Morsa se mandó la frase para el oro olímpico.
-Por favor, déme dos chacareros con mayo y un churrasco italiano –después del minuto especial/prodigioso, la señora Anita recobró la conciencia y preguntó.
-¿Le traigo los tres sándwiches al tiro?
-No. Tráigame primero un Chacarero y el Churrasco Italiano. Después cuando esté más tranquilo, me mata con el otro Chacarero.
-¿Y usted qué quiere? –me preguntó con su voz maternal la señora Anita.
-Un Chacarero con mucho Ají y Mayo, por favor.
-Ok.


Al Gordo se le notaba la ansiedad, le corría la gota por la frente. Estaba apunto de colapsar. El olor de la plancha, la gente comiendo alrededor, lo estaba volviendo loco. Era incapaz de hablar o pensar sensatamente, sólo quería comer. Era un títere manejado por la mística del Churrasco. El Gordo estaba encantado, llegué a pensar que la verdadera droga de la Ballena era el churrasco y que para él la Fuente Alemana era mejor que cualquier Coffee Shop de Ámsterdam. Después de unos pocos segundos, llegaron los sándwich. Me preocupé de contar los segundos que duró el Chacarero vivo en el plato del Rechoncho Moncada. Fue un espectáculo sin precedentes, digno de grabarlo, 10 segundos fue la marca (toda una hazaña). Después de comerse el primer bocadillo, el Gordo me miró y –con aún comida en la boca- me dijo.

-Hut eres una mina. Yo ya terminé el primero y tú todavía no le das un mordisco a tu Chacarero. Narigón fleto. Eres una madre –en ese minuto se caga de la risa- tus hijos no te van a decir papá, te van a decir mamá –mientras sigue riéndose en mi cara, con la boca llena de comida-. Por eso eres mi mejor amigo Hut, eres el huevón/madre más chistoso de Santiago.
Esa era la Morsa en su máxima expresión. Hay que cuidar especimenes como este Mamífero sureño, no me cabe duda alguna. Cada vez se ven menos y esta ciudad sin porcinos como el Guatón Moncada deambulando por sus calles, sería más gris de lo que es. Ustedes saben a lo que me refiero, espectáculos como el que estaba entregando el Gordo Moncada no se ven en todo el mundo y menos gratis. Maestro.
Al final el gordo terminó de comer su almuerzo en: 15 minutos, con 34 segundos. Coronando la performance con tres pedos nijas en la caja. Una fineza, sólo digna de los grandes. Un verdadero maestro, no cabe duda.

11/9/07

La Trola



Después de varias semanas de zanganear por Santiago sin vehículo –decisión propia y revocable- he vuelto a conducir mi siempre malmirado automóvil. No es que no lo quiera, tampoco me da vergüenza andar en él, mi problema es su irregular rendimiento. La Trola te puede dejar botado en cualquier momento, tiene una autonomía envidiable, no respeta a nadie, ni a su dueño. Mal que mal, ya va a cumplir 27 años de carrete, no es poco si miran el mercado automotriz de nuestra capital. Modelos como el mío no se ven mucho por las calles.
Actualmente la Trola cruzó la frontera de “mierda inservible” a “automóvil de culto” (para algunos). Nunca falta el compadre que se acerca a preguntarme por el estado del motor o para dar una vuelta a la manzana, cualquier tontera que se le ocurra al ocioso de turno. Lamentablemente el vehículo con las minas no tiene mucho flow, lo encuentran muy ruidoso, poco estable -o de cajón- una reliquia/carcacha horrorosa. Hay mujeres muy crueles. No le encuentran la mística por ningún lado, por más que le venda la pomada por horas, nunca enganchan con la volada del artista en citroneta. ¡Maracas insensibles! Al final esas minas lo único que quieren es que las pase a buscar un auto del año. Mansa wea. Eso me pasa por salir con comadres “buenas pal perreo”: tienen mucho Daddy Yankee, mucho Rolex, mucha 4X4, mucha partuza, mucha mierda en su cabeza. Al final tienen perdido el eje de ruta y otras cosas también. Llegas a su casa en un clásico de los 70 y te cortan al segundo, por flaite de mierda. No te dan margen de error, arribista mal nacidas, sólo las perdono por lo ricas que son. Como dice mi amigo venezolano Arlon Pérez “Pana, billetera mata galán y tú con esta mierda brother, sólo puedes mirar un buen culo, nada más”. Tiene mucha verdad el razonamiento de Arlon.

Este venezolano llegó a Chile hace 3 años, escapando de la revolución bolivariana del bolivarisimo Hugo Chávez. No entiendo mucho los motivos de su residencia en Santiago, ya que cada vez que intento preguntarle a Arlon por el asunto, éste comienza:

-Por ese coñomadre de Hugo Chávez. Ese sambo mal parido, hijo de puta…

Nunca ha terminado de explicarme bien las razones. A pesar de su rabia por el bolivarisimo de Chávez, Arlon Pérez es una persona muy alegre y –aquí viene lo mejor- tiene unas hermanas que están muy buenas. No sé qué comerán en su casa, pero tienen una cola digna de concurso Reef. ¡¡¡Qué culo que se gastan estas minas!!! Yo pagaría por sacarle brillo a eso cachetes por algunos segundos, son de otro planeta. Lamentablemente ese ganado ya tiene dueño, pololean con los hermanos Peraldi. Putos de cuarta.

Raúl y Federico, homosexuales no asumidos, siempre se han codeado con las mejores minas de La Institución (mi ex colegio). Exclusivamente por poseer unas tarjetas Visa sin tope y además de tener, cada uno, un Audi TT del año. Son esas personas que siempre han jugado en la Primera División capitalina y posiblemente siempre jugarán ahí. Así es nuestro país, como dice Arlon “billetera mata galán”.
Mala cueva nomás. Tendré que conformarme con jugar, como hace algunos años, con las minas de la medianía de la tabla del campeonato de la Primera (B). Ahí juego, con mucha presión, pero juego. No sé, de repente puedo mostrar chispas de mi talento con mi bien más preciado, el toyo. Después de años de amistad con el Guatón Moncada, quien posee un doctorado en la materia, algo he aprendido.
Siempre utilizo la mentira del artista que no quiere un auto mejor porque estoy en contra de este mundo neoliberal que nos está consumiendo; o que soy el Che Guevara del siglo XXI, que va a recorrer Latinoamérica en una citroneta de 27 años de vida o simplemente que miro la vida desde otra perspectiva y que me conformo con las cosas simple de la vida, como es salir en mi Trola por Santiago. No sé, tiro cualquiera. Si al final, están tan borrachas que diga lo que diga mucho no les importa. Ellas solo quieren perrear y que le pague las ron-colas. Como dice el profeta Arlon “billetera mata galán”.
Uff, en media hora más comienza la tortura de jugar por F.C. Extremo Sur. Mejor me voy, ya que la Trola se demora en prender, pero cuando prende no hay quien la pare. Musho, auto panero, ojalá que no me deje botado.



6/9/07

Pichanga de F.C. Extremo Sur



El sol está pegando fuerte en mi cabeza. Se nota que estamos en septiembre, el mes de la patria, en donde las empanadas y la chicha son las vedettes de las fondas dieciocheras. ¡¡¡Uy!!! Si yo contara tan sólo un 10% de las historias que sé del Guatón Moncada en estas celebraciones patrias, hasta el mismísimo Marqués de Sade se espantaría con tanta guarrería que tengo registrada en mi mente de ese Gordo atacando a alguna de sus víctimas de turno. En el fondo el Guatón Moncada es una fusión entre una gran ave de rapiña y un gladiador romano -es decir- todo un gurkha de exportación.
En este momento estoy jugando una pichanga en las canchas de futbolito de San Carlos de Apoquindo. El partido es verdaderamente una lata (sobre todo para nosotros), principalmente por la estrategia de mi equipo: la cual es nula. Además la rapidez de juego no se conoce y para qué hablar de la garra de los jugadores. Menos mal que no hay público en este bochornoso espectáculo, sólo está el padre de Martín “el regalón de la parilla” González, un mórbido de aquellos (esos que son difícil de olvidar). El tío Martín -padre de Martín “el rey de la tortilla de papa” González y D.T. de F.C. Extremo Sur- siempre fue un fanático del fútbol, es de esos hinchas que nunca deja de ir a ver a la Universidad Católica al estadio. Probó al pequeño Martín durante 7 años consecutivos en las inferiores del club de sus amores, siempre lo mandaron para la casa al primer día de práctica, un verdadero fracaso. Lo que pasa es que Martín estaba para otras cosas, lo suyo era el churrasco italiano, el bife de chorizo, el cabrito magallánico, el lomito de la Fuente Alemana, el pernil del Bavaria, no sé cualquier comida Martín se la devora. Él nunca se interesó por el balón. ¡Pobre tío Martín! Se tendrá que conformar con ver al pequeño González en estas tristes pichangas de ex-alumnos del colegio, en donde su hijo es el arquero de nuestro equipo. Con sólo ponerse debajo de los tres palos, el gordo tapa el 75% de la portería. Cuando me refiero que tapa tres cuartos de la valla, no estoy hablando de un puerco ordinario que se encuentra en cualquier aula universitaria, sino que me estoy refiriendo a un tremendo porcino -de primera categoría- de esos que son alimentados cuidadosamente desde chicos con lo más selectos alimentos.
De repente, de un puntapié del Guatón Moncada, llega la esférica a mis botines. Trato de realizar una bicicleta con la máxima velocidad posible, pero todo mi esfuerzo fue en vano, ya que el defensa era el actual poseedor de la pelota. En eso, el Guatón Moncada me grita.


-Ya po huevón, haz algo po Narigón.
-Mira Morsa, es primera pelota que me llega en todo el partido. Como volante creativo eres cero aporte. Dedícate a comer Guatón, que para eso tienes talento.
-Oye Hut, mejor agradece que ayer te recogí del centro. Estabas llorando como una mariquita. Haz un gol ¡¡¡Narigón maraco!!!

Después de este dialogo, decidí no responderle al Guatón. Es primera pelota que le sale bien desde que comenzó la liga (hace tres meses atrás y jugamos todas las semanas).
Yo supuestamente soy el delantero, pero al final termino de cualquier cosa. Nuestro equipo -F.C. Extemo Sur- el principal problema que tiene es que nunca se ha topado con el término “disciplina”. Somos una mierda, últimos de la liga. Ahora vamos perdiendo por ocho goles de diferencia y eso que el equipo contrario juega con seis jugadores borrachos (lo sé, porque yo tomé con ellos ayer y ando más o menos chicha).
En relación a lo que me enrostró el Guatón Moncada en la cancha, sólo puedo decir que es verdad. Si no hubiese sido por él, jamás hubiese salido vivo del centro. Lo que pasa es que el Rechoncho Moncada siempre se pega una escapada al centro para comer alguna cosita -como ya les dije- es bravo para el completo del Dominó (sobre todo el de la calle Huérfanos) o para la empanada de El Rápido. No perdona, le gusta gastar plata bajoneando. En fin, Moncada es como Martín “tetas hasta las rodillas” González, pero con la diferencia que este huevón es bueno para comer por la hierba. Supuestamente él controla el bajón, pero todo el mundo sabe lo mentiroso que puede llegar a ser este Guatón culiado.
Sin embargo esa hambre indomable de Moncada fue la que me salvó ayer, cuando me encontraba perdido en el centro capitalino, ya que no tenía ni un peso para devolverme a mi hogar. Sólo atiné a llamar al Bola de Grasa Moncada, ya que de seguro andaba por nuestro “downtown” comiendo algún bocadito. Dicho y hecho, el chancho culiado estaba en el Naturista, ingiriendo un emparedado light. Gordo mula. En fin, Guatón Moncada me salvó el día, ya que me tiró en auto para la casa y en el camino me dio a probar un fruto de su nueva cosecha -supuestamente una White Widow de primera generación- que estaba bastante rica. Para que les voy a contar todo lo que se burló de mí por lo del café y el aspecto de mi boca.

-Hut eres un saco wea. No tengo nada más que decir. Eres un saco wea –me decía el Chancho cagado de la risa-. ¡Qué huevón más saco wea! –y volvía a reírse.
-No te rías tanto y maneja huevón.
-Es que eres muy saco wea. Aparte con esa boca que tienes, te ves igual a un negro bembón.
-¿Qué es un negro bembón?
-Da lo mismo negro “saco wea” bembón –y se vuelve a cagar de la risa el Gordo Moncada. Todo un personaje la Morsa.
Escucho un pitido, el partido se acaba de terminar, para variar perdimos. Martín “regalón de la paella” González se comió 15 goles y su viejo –como es habitual- nos invita unas cervezas para tratar olvidar la humillación vivida. El tío es un gran valor, no cabe duda de eso. Lamentablemente F.C. Extremo Sur nunca será un equipo victorioso y al parecer el tío ya lo tiene más que asumido.

3/9/07

¿Un Café? (Segunda Parte)



Al fin pude perderlos. Luego varias cuadras y muchos serpenteos por el centro santiaguino, los enardecidos feligreses se cansaron de seguirme y odiarme. Tenían que volver a Ahumada a escuchar las enseñanzas de su Mesías, quien con Biblia en mano le dará una lección sobre cómo se debe vivir una vida santa, pulcra, sin odio, ni rencor en su interior. Estos legionarios no pueden estar mucho tiempo lejos de su líder, ya que se atormentan si no reciben charlatanerías cada media hora. Bueno hay que entenderlos, no es muy normal tener a un compadre hablándote del “correcto camino del Señor” a cada rato -durante años- sin que te internen en una clínica o te vuelvas un poco fanático de las lecciones de este iluminado. Algo de merito debe tener ese pastor en su prédica, o muy perdido debe estar el público que lo sigue. Para mí, el vocero de Cristo de Ahumada tenía talento, no sé, esos ojos de psicópata, esas manos tiritonas, esos dientes con sarro o el haberme increpado por mis calentonas ideas me sorprendió. No sé bien qué era, pero algo tenía ese pastor. En fin, ojalá que no vuelva a repetirse. Eso de enfrentar en la vía pública a un Mesías es muy injusto, principalmente porque él es capaz de leer los más bajos pensamientos de mi torcida mente, mientras uno con suerte puede leer Mafalda (de repente algunos chistes tengo que leerlos dos veces para entenderlos). El Elegido tiene todas la de ganar, no cabe duda, Dios está de su lado.
Después de dejar atrás ese negro episodio volví a lo mío. Las minas del café me esperan y yo no puedo ser descortés con ellas. Mientras deambulaba por la calle Merced, logré divisar unas luces rojas muy ordinarias (cumplían con todo el style de un café). Al darme cuenta que sí era uno de esos lugares requeridos por mi persona, mis pies comenzaron a moverse cada vez más rápido. Ellos se dejaban llevar por lo atractivo de las luces, la fachada y su mística. A medida que me acercaba al recinto mi rostro esbozaba una pequeña sonrisa de satisfacción, mi pecho comenzó a levantarse de orgullo por la misión cumplida. Resumiendo, todo mi cuerpo sabía que la meta estaba cerca, que el café había sido encontrado y que ya nadie podía interferir en mi destino.
Al llegar a su fachada, leo las letras rojas del lugar. “La Estokarnia” era el nombre del antro (haciendo remembranzas a una supuesta estocada asesina en un campo de batalla esloveno durante alguna batalla épica). Definitivamente el nombre era una obra de arte, no me cabía duda alguna. En ese momento se me acerca un guatón chico con una cara de carreteado imposible de superar:

-Tres lucas la entrada compadrito –me dice empujandome disimuladamente con su brazo al interior de recinto.

Mientras trato inútilmente de resistirme, le respondo.
-¿Y adentro tengo derecho a algún café o algo?
-Sí socio, tranquilo. Págueme nomás.

En ese minuto no me quedó otra que cancelarle al gordo -con el único capital que poseía- y entrar por una puerta que mágicamente se abría desde su interior. El reggaeton se comenzaba a escuchar y mucho no podía ver, ya que el ambiente era oscuro, muy tenebroso a pesar de que recién eran las tres de la tarde. Era increíble lo que uno puede encontrar en el centro de nuestra capital a las tres de la tarde, era algo sorprendente, muy surrealista. Simplemente maravilloso.
Mientras descendía por las escaleras del antro, dos mujeres en osados trikini me estaban esperando en el final de mi bajada. Al llegar me tomaron una por cada brazo y me acorralaron contra la pared más cercana que había. Entonces comienza el ave maría de la primera, una morena pechugona con una pinta de que dio vuelta el tablero del kilometraje hace ya varios años.

-Ya papito ¡¡¡mírame!!! Algo mejor que esto no encontraras. Mira mis curvas, ¿estoy divina no?
-¿Dónde está mi consumo? Quiero un cortado –dije mientras trataba de ver el ganado, lo que me era imposible con tanta pechuga en mi cara.
-¡¡¡Ahhh!!! Marta tenemos a un niñito precoz por acá. Se quiere ir al tiro cortao el huevón –en ese momento las dos perras se cagan de la risa en mi cara-. Ya a los clientes no los hacen como antes, ahora al tiro a lo bueno los calentones.

Entonces la otra (una rucia teñida con una ponchera digna del mejor cervecero del bar Budapest) comenzó a correrme mano, mientras seguía riéndose en mi cara. Como dándome a entender que era un novato calentón que no sabía nada del rubro.

-Ya Marta deja este pelao a mamá. Ándate a webiar a otro lado. Tu sabí que los pendejos con cara de manfinfleros son mi especialidad.
-Bueno Rosita, muéstrale las bondades de las chilenas –agarrándose las alicaídas pechugas que poseía. Que más que melones, parecían pimentones deshidratados. Un espectáculo triste, realmente lamentable. Nadie se excita con eso, se los aseguro. Bueno siempre hay algún enfermo mental, pero deben ser números marginales de la población.

En ese momento Marta (o Marteta) va a buscar mi consumo, que era una bebida gaseosa en un micro vaso, parecido a un recipiente para echar la mostaza o mayonesa en el Burger King. Algo parecido a esto:




A la vuelta se me acerca y me dice:

-Ya papi. Mira son cinco lucas el baile, siete el sexo oral, y diez el servicio completo. ¿Qué quieres?
-Un cortado. No esta bebida sin gas. ¿No es un café con piernas esto? ¿Dónde mierda está el café y las minas ricas? –la increpo con cara malestar.
-Ya po, no te pongas así, se hace lo que se puede nomás, aquí no hay café, solo consumiciones, como la que tienes en la mano.
-Vaya mierda de consumición. Voy a reclamar al SERNAC por este servicio fraudulento. Es una cagada.

Ahí todo cambió repentinamente. Haber nombrado al SERNAC no fue una buena idea, ya que la veterana de Marteta me agarró fuerte de brazo y gritó: “Pablo, tenemos a un sapo acá, encárgate de él”. En ese momento fue cuando llegó un monstruo barbón forrado en grasa y de un solo tirón me arrastró por las escaleras. Por mi parte no puse ninguna resistencia, sabía de antemano que cualquier intento de defensa sería inútil, la fuerza desmedida de Pablo eliminó el mínimo interés que tenía de protegerme. Estaba cagado, lo único que atiné fue rezarle al Mesías de Ahumada para que Pablito no me pegara mucho. Con un solo combo en el rostro de parte de ese mamut me dejaría inconciente.
Al llegar a la puerta Pablo me toma por la polera y me grita con un tufo de muerte en mi cara:

-¡¡¡Mira pendejo culiao no vengas nunca más por acá!!! En este lugar recibimos a clientes con educación, no sapos hediondos como tú. Ahora te vas a llevar un lindo recuerdo de este lugar, para que no se olviden los modales con las mujeres trabajadoras de Shile –en ese momento echa su empuñado brazo derecho hacia atrás y en una décima de segundo lo deja caer cual martillo sobre mi rostro- ¡¡¡Toma Maricón!!!
- ¡¡¡AAAAHHHHHHH!!! –grité cual marica- por favor no me pegues más, te lo pido. Soy un cagón, lo sé. No me pegues, plisss –le suplicaba con lagrimas en mis ojos.
Fue una escena bien patética –tengo que admitirlo- pero el combo en el hocico me dolió mucho. Fue una derecha fulminante, digna para subirla a You Tube con el nombre de “combo de mamut a maricón llorón en la calle Meced”. El derechazo de Pablito fue tan fuerte que me desplazó un metro de mi lugar de origen, y en vez de esperar el remache con la izquierda de ese chancho, me puse a correr con todas mis fuerzas No había otra alternativa. Huir del lugar fue lo mejor, eran las 3:30 de la tarde, la gente de los alrededores me miraban con una cara de asombro. Yo con la boca llena de sangre no atinaba ni a limpiármela, sólo a correr mientras dejaba una estela roja a mi paso. Parece que ese era mi destino, correr por Santiago. Igual que Forrest Gum por Alabama. Igual de patético, igual de freak y anormal, pero en mi caso yo escapaba por mi integridad física, no de aburrido como era el caso de Forrest. Lamentable espectáculo –lo sé- pero nada más podía hacer. Correr era el mandato supremo, la predicción del Mesías de Ahumada se cumplió, ya que estaba sin plata corriendo por el centro escapándome de un matón de cabaret, tal como había dicho el vidente hace una hora atrás de que “mis intenciones no tendrían un buen final”. Pero con el agravante de tener la boca rota y en proceso de convertirme en el Sr. Hocico de Riñón del Centro. Muy penoso, nada más que decir. Iba en busca de minas cariñosas con las medias gomas y salí con un coscacho en la boca, patético. Muy triste.